Generando propuestas colectivas desde el territorio
Se realizó un encuentro en el Agro de la UST que reunió a integrantes de organizaciones sociales y vecinas/os de Avellaneda con el objetivo de debatir e intercambiar opiniones sobre la situación política actual de la Argentina. A su vez se trató la posibilidad de generar una propuesta colectiva de cara al 2023.
Con una participación de aproximadamente 30 compañeros, entre ellos trabajadores de la UST, se buscó trazar un camino de “unidad con todos y para todos”.
Allí se presentó un documento. Según describió Mario Barrios, socio fundador y referente de la UST: “pedimos a nuestros compañeros armar un documento que sea disparador de lo que queremos construir, que llame a esa unidad”.
Por la unidad con todos y para todos
La unidad nacional tan apreciada por Perón, no fue jamás una simple proclamación o expresión de deseos. Fue el fundamente primario de todas su construcciones, de hecho bien podríamos afirmar que en el 17 de octubre se manifestó una unidad de la entidad Pueblo, que no se conocía. Me animaría a decir que no se conocía asimisma, y que mucho menos apreciaba hasta ese episodio histórico, que la unidad de los trabajadores podía implicar la creación de una fuente de poder tan grande y tan eficaz, para la conquista de derechos.
O sea que si el movimiento nació el 17 de octubre del 45, el valor de la unidad es prenatal y genético para el peronismo. Vista la trayectoria del movimiento y la dolorosa actualidad que nos toca vivir debemos reconstruir la unidad, no cabe para nuestra subsistencia otra regla más importante, porque hace a la posibilidad de subsistencia de la idea Pueblo Feliz y Patria Grande.
No cabe ser temerosos, ni prejuiciosos y mucho menos tener la jactancia de creerse más o mejor peronista que los otros.
La construcción de Perón, la realizó en una oficina de 3 por tres, y desde ese departamento de Trabajo, fue capaz de lograr lo considerado hasta ese momento “imposible”, unir extremos, hacer dialogar lo incompatible, haciendo convivir a Nacionalistas, socialistas, anarquistas y comunistas.
Tanto en el 45 como ahora, el “sistema”, es rechazado y repudiado por los sectores populares. Vale la pena imitar a Perón, asociar la distintas visiones , no discriminar las diversidades, debemos unir, admitiendo las distintas lecturas de la realidad .
Recordemos el 17 de Noviembre de 1972 como lo que fue, una inmensa manifestación de unidad militante. La predica de Perón y la voluntad política comunitaria, permitió que celebráramos su regreso a la patria , todos unidos en un novedoso frente, socialmente muy heterogéneo, donde no hubo distingos intergeneracionales, y como dato central – a recuperar- con representatividad territorial, que contenía a todos los trabajadores fueran de sectores urbanos o rurales, a los pobres de las regiones ricas , al estudiantado en distintas etapas de su educación. Inclusive se nos unió parte de las clases medias urbanas sumándose a nuestra propuesta alternativa al régimen oligárquico.
“No se puede hacer tortilla sin romper los huevos”. En este caso este gracioso dicho del General implica esfuerzo, ausencia de egoísmo, porque para construir mayorías hay que conducir lo contradictorio, evitar viejas y nuevas confrontaciones para no sufrir viejas y nuevas frustraciones.
Perón manifestaba estar convencido que la representatividad la dá el “todo” y que las partes por sí solas la pierden, y nos pedía no ser “sectarios ni excluyentes” para así trabajar para el conjunto y por ello siempre privilegió la comunidad por encima de los grupos y facciones.
No se puede renunciar a la pretensión de unidad,- fue ella-, el eje organizador de su proyecto cultural y de su pensamiento estratégico.
Y llega el momento de pensar y admitir que la realidad cambia, y la unidad que se logró en el campo nacional tuvo otro eje ordenador de lo social. El sujeto histórico de la transformación fue la clase trabajadora. El valor de la armonía de clases es parte constitutiva de nuestra doctrina, pero a partir de un proyecto colectivo cuya columna vertebral fuera la clase trabajadora. Es con todos pero a partir de los valores de nuestra clase fundante.
Este eje no solo fue valioso desde lo cuantitativo, lo es aún más desde lo cualitativo. Es verdaderamente revolucionario instaurar desde la cultura nacional un sistema educativo que incluyera las escuelas fábricas, la educación de nivel secundario mediante las escuelas industriales, cerrando el circuito con la creación y pleno funcionamiento de la Universidad Obrera Nacional (hoy la UTN), si no nos hubieran derrocado por la fuerza y los fusilamientos hubiéramos tenido para el tercer plan quinquenal, un ejército de ingenieros hijos de laburante. Por eso cuando escuchamos decir como algo “moderno” y “novedoso” que hay que unir el conocimiento científico con los saberes populares, no da ganas de gritar “A eso –también- lo inventó Perón”.
Para aquella “realidad” desde nuestros orígenes, se instituyeron las paritarias, el Estado creo una coalición con la producción y la Cgt, e intervenía para generar pleno empleo evitando que se recurriera a la flexibilidad laboral o a un índice de desempleo que contribuyera a generar ejército de desocupados” que pudieran controlar las variables de las luchas sociales
UNIDAD PARA AFRONTAR EL CONFLICTO
Hoy tenemos en el Papa Francisco un “universalizador” de nuestra doctrina, un continuador educativo de la prédica de Perón y por supuesto una de las máximas que sostiene , mantiene y privilegia en forma reiterada, es aquella que dice en la Evangelium gaudium, “la unidad prevalece sobre el conflicto”, pero aclara que no suprime el conflicto.
Y nos advierte “ante el conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si nada pasara, se lavan las manos para poder continuar con su vida. Otros entran de tal manera en el conflicto que quedan prisioneros, pierden horizontes, proyectan en las instituciones las propias confusiones e insatisfacciones y así la unidad se vuelve imposible. Pero hay una tercera manera, la más adecuada, de situarse ante el conflicto. Es aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso. «¡Felices los que trabajan por la paz!» (“E:G:”227). (Mt 5,9).
Es tan posible como triste ubicar a los peronistas en el primer y en el segundo grupo, porque no aceptamos que ya no hay pleno empleo, que menos del 40% de los trabajadores están sindicalizados, que la mayoría de los niños son pobres y ya no tiene padres que hayan laborado alguna vez en trabajo debidamente salariado y con condiciones dignas. Solemos minimizar para no ver que miles de personas que tiene la protección de un plan social, se sienten mendicantes y no trabajadores dignos .
Hay que hacer una autocrítica y reconocer ya no somos tantos y tan buenos como supimos ser .A los peronistas nos gusta hablar de lo colectivo, -y esta bien-. Pero nos parece que afrontar el conflicto es tener una actitud individual imprescindible de aporte real a la Unidad
Cada compañero deberá dejar de ser enunciativo, para ocuparse de problemas como la vulnerabilidad, la pobreza, la discriminación, el desempleo, la precarización a ultranza del trabajo, el cambio climático, el extractivismo, las adicciones o la violencia de género, todos estos elementos componen nuestra actualidad, la indeseada realidad. Es este el escenario. Y es un escenario de conflicto.
Desde la ESS planteamos que se necesitan cambios a nivel individual, organizacional y social, ya no caben especulaciones reformistas. Se aspira a la construcción de una nueva civilización y a institucionalizar nuestras propuestas mediante los cambios legales, culturales, económicos y políticos que sean necesarios para incidir en nuestra sociedad y en el planeta a prosperar en esa construcción..
Estas ideas que llevan el componente de innovación social integrado, constituyen un desafío difícil de introducir en la sociedad. La realidad a la que nos enfrentamos es compleja sobre todo porque nos enfrentan, -a no disimularlo- con un vasto sector de la misma sociedad que pretendemos proteger.
No podemos ignorar a los grandes enemigos, ni ponemos ignorar a tanta gente que ya no tiene posiciones políticas, o lo que es peor que defiendan ideas y/o personas que nunca imaginamos que parte del pueblo podían defender.
Desde nuestro humilde lugar de militantes de la Economía Social y Solidaria, concebimos que estamos ante un gran peligro que tampoco se puede ignorar, y es que las elecciones las gane la Derecha que con un formato formalmente democrático se regocija ante la posibilidad cierta de volver a tener el gobierno y subordinar desde la legalidad al movimiento y poner en situación de extrema pobreza a los más vulnerables, que cada vez son más.
No obviemos que nos endeudaron por varias generaciones, y desde las concentraciones de poder económico socavaron nuestro Gobierno Popular; no les importó la pandemia, ni la deuda, ni la guerra, para ellos todo da igual , solo valen sus derechos.
Para nosotros que nos estamos acostumbrados a hablar de la individualidad, que tenemos como norma de vida que no hay individuo que se realice en una comunidad que no se realiza, queremos pedir que cada persona salga a defender la parada, se trata como decíamos, de dejar de enunciar, para que cada uno de nosotros este ayudando a los demás compañeros que elija la unidad básica, la organización social , la agrupación, el dirigente que le guste, pero terminemos por todo el tiempo que falta hasta la elecciones con conductas de atacarnos por no ser del mismo palo, por criticarnos porque nos reunimos con este o con el otro, Es tiempo de reunirnos todos con todos, de apoyar a todos los compañeros que tienen responsabilidades de conducción sea esta de gobierno o no.
No se trata de reclinarnos ante nadie, se trata de que es tiempo de defendernos y de defender a quienes nos necesitan. No es aceptable que no usemos este tiempo para diseñar la forma en que logremos trabajo digno para todos y reconstrucción de esa conciencia de clase que tanto nos enorgulleció.
Hugo Villar para la UST